Lavarse las manos con agua y jabón es una de las medidas de prevención de enfermedades infecciosas más importantes y, por este motivo, es aconsejable hacerlo varias veces por día, en diferentes ocasiones. Una de estas es, sin dudas, luego de ir al baño.
Después de limpiarnos, el hábito del lavado de manos nos permite evitar el contagio de enfermedades transmitidas por la vía fecal-oral, cuando estas toman contacto con nuestra boca, los ojos o la nariz, que son las puertas de entrada a nuestro organismo.
Por esto, transmítele este hábito a tu niño desde pequeño ¡y enséñale cómo hacerlo bien! Ten en cuenta que no basta con mojarse un poco las manos, sino que para lavarte de manera correcta y efectiva debes seguir la “Regla de los 20 segundos”:
- Moja las manos (y cierra el grifo del agua).
- Coloca jabón en las manos.
- Friégalas durante veinte segundos, incluyendo las muñecas y las zonas entre los dedos y debajo de las uñas. No olvides estas partes: aunque son espacios pequeños, a los que no siempre prestamos atención, aquí también puede haber gérmenes listos para contagiarnos enfermedades.
- Enjuaga y seca las manos con una toalla limpia.
¡Comparte este buen hábito con tu hijo!